Los riesgos de calmar a un hijo con el celular o con una pantalla. Es un paisaje cotidiano, la mayoría de las personas incluyendo niños y bebés se ven en espacios abiertos y cerrados concentrados en una pantalla o dispositivo electrónico: iPad, celular, el famoso móvil. Y es que el cotidiano nos ha hecho ver normal y común la abstracción de los adultos en los celulares porque con ellos trabajamos y las familias en los restaurantes y casas comparten la mesa con los teléfonos en la mano… La situación se complica, el berrinche del niño estalla, estamos en un lugar público, no queremos dar el espectáculo, necesitamos que deje de llorar inmediatamente para seguir con nuestras tareas. Sin pensarlo dos veces, sacamos del bolsillo un smartphone, conectamos a toda carrera con Youtube y un minuto después el bebé o el niño (o niña) ya está metido en un juego o en un capítulo de su serie favorita… Después de la tempestad, llega la calma y quizá el fin justifica los medios…
Este escena tan habitual en cualquier casa, centro comercial o parque, esta escena tantas veces repetida para tratar de tranquilizar a un niño que no para de llorar con un smartphone, esconde peligros que pueden complicarnos el camino nada sencillo de educar.
Un estudio recién publicado por un equipo de investigadores del Hospital Infantil C.S. Mott, de la Universidad de Michigan, llevado a cabo con cerca de 150 familias evidenció que cada vez son más los padres que recurren a las nuevas tecnologías como una vía rápida y eficaz para calmar el estado de ánimo de sus hijos. Y los indicadores extraídos de la investigación académica demuestran que, en los niños con comportamientos sociales más problemáticos, el uso de las nuevas tecnologías como tranquilizante se multiplica.