Consejos para compartir tiempo de calidad con nuestros hijos: durante la época escolar pasar tiempo con nuestros hijos realmente es muy difícil; en especial si somos padres trabajando con un horario específico. Pasar tiempo con ellos implica salir corriendo en la mañana para llegar a tiempo a la escuela –y al trabajo– y regresar cansados para irse a dormir temprano y descansar. ¿Y los momentos de diversión? Simplemente desaparecen.
Por esta razón, en Mamá Natural hemos decidido compartirte cinco maneras de maximizar el tiempo con tus hijos –ya sea temporada escolar o no–:
1. Se trata de calidad y no tanto de cantidad. La cercanía e intimidad que cada humano necesita –en especial los pequeños– no sólo proviene de lo físico, también de lo emocional. Así que, aunque llegues tarde de trabajar, acércate a tus hijos; si ya están dormidos, hazles saber que estuviste ahí haciendo un pequeño nudo en su sábana. Otra idea es pasar unos minutos a solas con cada uno de ellos –sin teléfonos ni dispositivos electrónicos–, mantente atento a ellos mientras les cuentas un cuento, los bañas o te acuestas en la cama con ellos para platicar antes de dormir.
2. Pequeñas caminatas. Ya sea de camino de regreso de la escuela o antes de irse a dormir, salir a caminar –incluso con pijama– permite disfrutar de la compañía del otro sin el ruido de la televisión ni de la lavadora ni de la lavavajilla. Además que el ejercicio y el aire fresco son benéficos para la salud tanto tuya como la de tus hijos, esta práctica puede convertirse en un ritual que fortalezca su bienestar emocional.
3. Compartan labores domésticas. Ya sea preparar una ensalada o tender la cama juntos, son actividades que, además de fomentar la responsabilidad y el autocuidado, permiten la compañía entre sí –e inclusive, hasta realizar conversaciones largas–.
4. Haz las preguntas adecuadas. En vez de preguntar “¿qué tal te fue hoy?” y recibir una respuesta lacónica. Pregunta cosas específicas sobre sus gustos, sus amigos, sus intereses…
5. Da abrazos y besos sin esperar nada a cambio. Los rituales de amor son necesarios para los niños, pues necesitan el (con)tacto físico para maximizar su desarrollo biopsicosocial. Y es que cuando nos tocamos unos a los otros, el cuerpo libera una hormona encargada del crecimiento y del funcionamiento neuronal y del aprendizaje. Por lo que, para que nuestros hijos se desarrollen de manera inteligente y feliz, requieren del contacto físico con amor y respeto –incluyendo besos en pies, codos y hasta párpados–.