
En ocasiones, debemos vivir en un espacio cuyas dimensiones no son tan amplias como desearíamos. Por consiguiente, tratamos de acomodar la decoración de una manera en que nos haga sentir cómodos y motivados a mantenernos en esa zona de confort; incluso, buscamos consejos para realizar una ilusión óptica que agrande nuestro hogar, y de ese modo evitar sentirnos ofuscados.
De acuerdo a diversos estudios científicos, la habilidad de sentirnos protegidos y reconfortados en nuestro propio hogar, incrementa nuestras capacidades cognitivas, como la memoria, la percepción, la atención; fisiológicas, ya que podemos mantener en una buena higiene alimenticia y de sueño; emocionales, evitando trastornos derivados de la depresión, ansiedad o estrés.
Para ello, necesitamos modificar ciertos aspectos: desde la distribución de los muebles hasta los colores que influyen en la apariencia de una recámara. Ya sea que solicitemos el apoyo de una diseñadora de interiores o del feng-shui, Mamá Natural te comparte ocho ideas fáciles para recrear tu zona de confort y protección: