Maria Montessori, la primera mujer italiana en graduarse como doctora, implementó increíbles avances humanistas en áreas como la pedagogía, medicina, filosofía, antropología y psicología.
Gracias a la renovación de sus métodos pedagógicos, la crianza priorizó la expresión del infante: desde cómo se siente hasta la mejor manera de enseñarle a partir de sus emociones y su desenvolvimiento con el medio ambiente. Fue así que esta mujer llena de sabiduría resumió sus métodos pedagógicos en trece sencillos “mandamientos”, a fin de mejorar la relación entre padres e hijos y fomentar en ellos una personalidad armoniosa. Te los compartimos:
- Los niños aprenden de lo que los rodea.
- Si criticas mucho a un niño, él aprenderá a juzgar
- Si elogias con regularidad al niño, él aprenderá a valorar.
- Si se le muestra hostilidad al niño, él aprenderá a pelear.
- Si se es justo con el niño, el aprenderá a ser justo.
- Si se ridiculiza al niño con frecuencia, él será una persona tímida.
- Si el niño crece sintiéndose seguro, aprenderá a confiar en los demás.
- Si se denigra al niño con frecuencia, se desarrollará en él un malsano sentimiento de culpa.
- Si las ideas del niño son aceptadas con regularidad, él aprenderá a sentirse bien consigo mismo.
- Si se es condescendiente con el niño, él aprenderá a ser paciente
- Si se alienta al niño en lo que hace, ganará seguridad en sí mismo.
- Si el niño vive en una atmósfera amigable y se siente necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
- No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está.
- Concéntrate en el desarrollo de lo bueno del niño de tal manera que sencillamente no quede lugar para lo malo.
- Escucha siempre a tu hijo y respondele cuando él se acerque a tí con una pregunta o un comentario.
- Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante.
- Está dispuesto a ayudar si tu niño busca algo, pero tambien está dispuesto a pasar desapercibido si él mismo ya ha encontrado lo que buscaba.
- Ayuda al niño a asimiliar lo que antes no había podido asimilar. Haz eso llenando el mundo que lo rodea de cuidado, discreción, oportuno silencio y amor.
- Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Dale lo mejor que hay en ti.